Científicos de Houston, Estados Unidos, secuenciaron más de 5.000 cepas del COVID-19 y revelaron una acumulación continua de mutaciones del virus, entre ellas una que puede haberlo hecho más contagioso, según publicaron este miércoles.
Los especialistas del hospital Houston Methodist secuenciaron el genoma de 30.000 caracteres del coronavirus desde principios de marzo, momento en que creen que el virus llegó por primera vez al área metropolitana de Texas, de siete millones de habitantes.
El documento, que fue publicado en el servidor de preimpresión MedRxiv y fue difundido por el diario norteamericano The Washington Post, documenta 5.085 secuencias que muestran que el virus se diseminó por los barrios en dos oleadas.
La primera afectó a personas mayores y de zonas con un buen pasar económico. La segunda, se extendió a personas más jóvenes y de barrios de bajos recursos, lo que afectó a gran cantidad de residentes latinos. Pero, al parecer, no era el mismo tipo de virus el que atacó en las dos oportunidades.
Los datos genéticos mostraron que el 71 por ciento de los casos de virus que llegaron inicialmente se caracterizaron por una mutación llamada técnicamente D614G, que ahora es más reconocida y que los científicos sospechan que puede dar al virus una “ventaja biológica en la forma en que se propaga”.
Para la segunda ola del brote, el estudio halló que esta variante había aumentado al 99,9 por ciento de prevalencia y que las personas infectadas con esta nueva cepa tenían “mayores cargas de virus en sus vías respiratorias superiores”, lo que supone un factor potencial para hacer que se propague de manera más efectiva.

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